Palabrario

Palabrario

I

No los dejes en el librero inmóviles
cual rama quebrada pero no caída
de un árbol lejano perdido entre tréboles libres

Pobre de aquél que abandona
el sendero, no siembra semillas
y sólo agradece la sombra cuando la necesita.

II

Yo soy el siempre bruto motivo de tu turbado miedo.

III

Con las manos, cubre tus ojos;
pero abre tus dedos para ver
nuestros primeros tropiezos.

No hagas oídos sordos
mientras el canto brillante del viento
se imprime en el cielo,
y no des abrazos mudos:

que griten a los cuatro alientos
y que viajen frescos a las altas cumbres.

IV

Abre tu alma y sin prisa prende una chispa.
Convierte tu oscuridad en un mar de lumbre.

Ahora espera…
          espera…
           espera…

… que brote la flor.

 

Josefo.