Jim Botón y Lucas el Maquinista – 24
Jim Botón y Lucas el Maquinista – Michael Ende
(Notas personales)
Cap 24 En el que Emma recibe una condecoración muy rara y todos los viajeros desayunan abundantemente comiendo manjares diversos
Jim y Lucas llevaron a Emma a tierra y con ayuda de los niños la limpiaron. El dragón también estaba fuera del agua.
Pasaron cerca unos gendarmes. Vieron al grupo de niños y al dragón y volvieron a la ciudad para dar aviso. El jefe del gendarme lo felicitó, pues eso significaba que Lucas y Jim había rescatado a la princesa. Avisaron al emperador. Todos se emocionaron.
Fueron por ellos para llevarlos a la ciudad que estaba de fiesta. Li Si abrazó a su padre. Lucas y Jim saludaron a Ping Pong que ahora era el superbonzo.
El emperador entregó a Emma una estrella de oro y una cinta de seda azul con letras de plata que decía «A EMMA, LA MEJOR LOCOMOTORA DEL MUNDO EN SEÑAL DE GRATITUD Y ADMIRACIÓN»
Al dragón lo trasladaron al zoo, para guardarlo en la jaula que había sido del elefante.
Los niños desayunaron en la terraza del salón del trono. Les habían preparado comida especial de cada uno de sus países. Mientras, contaban sus historias.
Lucas propuso irse a dormir pues todos estaban muy cansados. El emperador preguntó si deseaban quedarse en China una temporada, pero todos extrañaban sus países y preferían volver a la brevedad posible.
Lucas no pudo dormir pensando en que él, Emma y Jim no podían volver a Lummerland, así que se levantó de la cama y fue a buscar al emperador.
El emperador también tenía algo que preguntarle a Lucas.
Como había prometido dar en matrimonio a su hija a quien la rescatara ¿qué hacer si habían sido 2 personas, Lucas y Jim los que la salvaron?
Lucas le dijo que definitivamente era Jim el salvador y que además era notorio que se gustaban. El emperador estuvo de acuerdo, aunque no se podrían casar pronto pues eran muy pequeños, pero se podían prometer.
Luego Lucas propuso al emperador que construyera vías de ferrocarril por toda China para que Emma fuera de utilidad. El emperador aceptó la propuesta con gusto.
En eso llegó Ping Pong para avisar que pronto estaría listo el barco que llevaría a los niños de vuelta a sus países.
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