Jim Botón y Lucas el Maquinista – 19

Jim Botón y Lucas el Maquinista – Michael Ende

(Notas personales)

Cap 19. En el que Lucas y Jim descubren un pequeño volcán y Emma adquiere un nuevo aspecto

Siguieron avanzando. Sintieron algunos temblores en la tierra, y de pronto, entre volcanes, se abrían grietas que se volvían a llenar de lava.

Después de un rato se detuvieron a comer lo que les había dado el emperador de China. Terminando, escucharon una voz quejumbrosa. Se asomaron en un pequeño volcán. Lucas preguntó si había alguien allí dentro. Apareció una cabeza gorda como de rinoceronte con motitas amarillas y azules. Su cuerpo terminaba en una cola larga y delgada como la de los cocodrilos pequeños. Era un dragón.

Les preguntó si no le tenían miedo y como respondieron que no, se puso a llorar. Le dijeron que no dudaban que fuera un dragón pero que ellos eran muy valientes.

Platicaron y les dijo que había dragones de pura raza y que el era un medio dragón, por lo tanto, rechazado por los demás. Pero su tristeza no era por esa razón, sino porque su volcán se había apagado y no lo podía reencender.

Luego les dijo que se llamaba Nepomuk y que su madre era hipopótamo.

Entraron a la cueva de Nepomuk. Lucas se ofreció a arreglar el desperfecto por el que ya no encendía el volcán. Se dió cuenta que era algo sencillo para él, pero hizo parecer que era muy complicado con la finalidad de poder pedirle a Nepomuk, como pago, que les regalara carbón y les dijera cómo llegar al País de los Dragones.

Cuando Lucas pudo hacer que el volcán encendiera, Nepomuk se alegró y él mismo llenó de carbón el ténder de Emma. Cenaron juntos.

Entonces Nepomuk quiso ayudar a Lucas y a Jim porque habían sido buenos con él, mientras que los dragones de pura raza eran malos.

Entonces, les indicó la montaña y el crater por donde debían llegar. El problema es que sólo podían entrar dragones de pura raza. Se les ocurrió disfrazar a Emma, al fin que ella echaba humo y podía echar lumbre. La disfrazaron, y luego Nepomuk se ofreció para guiarlos y que no cayeran en ninguna grieta.

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