Jim Botón y Lucas el Maquinista – 18

Jim Botón y Lucas el Maquinista – Michael Ende

(Notas personales)

Cap 18 En el que los viajeros se despiden del gigante-aparente y parece que no pueden salir de «La boca de la muerte»

El señor Tur Tur los llevo hacia el límite norte del desierto, «El fin del mundo». A partir de allí, no había nada, el lugar conocido como «Las rocas negras, que absorbían toda la luz y por consecuencia, todo era oscuridad. El señor Tur Tur les explicó: La ciudad de los Dragones está en algún lugar de «El país de los mil volcanes», para llegar allí, primero tendrían que atravesar la «Región de las rocas negras».

Les indicó que siguieran una ruta completamente recta aunque no vieran nada, pero sin salirse del camino pues a izquierda y derecha había precipicios. Les advirtió que en lugar más oscuro del camino hay un arco llamado «La boca de la muerte» que gime a causa del aire que pasa continuamente por debajo de él. Les recomendó también que cerraran ventanas, pues por tanta oscuridad, el frío era insoportable.

Se despidieron, y prometieron pasar a saludarlo en su viaje de regreso.

Entraron a la región de las Rocas Negras. No se veía nada. Lucas encendió las luces de Emma pero no sirvió de nada. Avanzaron por horas. El carbón disminuía. De pronto se escucharon gemidos y alaridos terribles «Huuuuuuiiiiuuiiiiooooohhhh». Era la boca de la muerte.

Emma se detuvo. Se había salido del camino y tenía miedo de caer al abismo. No quería avanzar pero no podían detenerse mucho tiempo pues se les acabaría el carbón y se congelarían. Y no tenía caso dejar pasar el tiempo pues de cualquier forma, no habría nada que les permitiera ver el camino.

Pero algo pasó. El humo que salía de Emma helaba el aire, y se transformaba en nieve que caía a su alrededor. Entonces pudieron ver un poco el camino a su alrededor gracias al blanco de la nieve. Emma sintió confianza y comenzó a avanzar.

Pero el carbón se les estaba acabando y no sabían cuánta distancia les faltaba recorrer. Echaron la última palada de carbón… y llegaron a la luz. Se tomaron un descanso para deshielar a Emma y agarrar calor en sus cuerpos entumecidos.

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