Autobiografía

Nací, crecí, recibí una educación en casa y una en escuela; aprendí cosas, hice cosas, descompuse cosas; fui felicitado y fui regañado justa e injustamente; me ilusioné, sufrí, analicé, entendi, seguí adelante; me enamoré y me rompieron el corazón; jugué futbol y rompí ventanas; estudié una licenciatura, trabajé, renuncié, busqué otro trabajo; no me casé (no me he casado, no pienso casarme) y no tuve hijos (sigo sin tener hijos y no pienso tenerlos); consumí alcohol y dejé de consumirlo; practico yoga y me he vuelto vegano, no por el yoga sino por estar en contra de la crueldad animal; en mi casa vive una gatita negra a quien le doy agua, croquetas y por las noches salimos de la casa media hora; soy lector amateur y escritor amateur; no creo en los horóscopos pero sí en otras cosas porque -broma- los cáncer así somos. Viví (y vivo), por decirlo de alguna forma, una vida común.

Nunca me ha interesado – aunque ese escrito parezca contradecirme – escribir una autobiografía. Si la gente me ha de conocer, que me conozca por lo que hago, o incluso por lo que diga algún testigo de algo que hice, mas no por lo que yo digo acerca de mí. De esta última forma no me conocerá a mí, sino solamente eso que yo digo acerca de mí mismo.

Hace tiempo leí el poema «Autorretrato» de Rosario Castellanos. Es una obra de arte. Aún así, después de leerlo no puedo afirmar que conozco a Rosario; eso sí, me provocó muchas ganas de poder conocerla (poder haberla conocido)

Tal vez una autobiografía mía pudiera servir para eso: para que alguien me quiera conocer. Después, tal vez, podría venir una buena decepción: «En tu autobiografía parecías más interesante».

¿Qué podríaexponer en una autobiografía? ¿Que en una ocasión en tercero de primaria, la maestra me pidió que pasara al frente de la clase para leer un cuento?; ¿que en la secundaria, un par de semanas después de iniciado el ciclo escolar, llegó una nueva alumna al salón y cuando la vi entrar mi corazón se aceleró?; ¿que dejé de tomar alcohol por una alergía incómoda?

¿Cuántas anécotas tendría que compartir para que mi autobiografía fuera verdaderamente representativa de mí?

«Tenía 8 o 10 años de edad cuando hable por primera vez en inglés con un par de gringos. Fue en el Museo de Antropología, en el D.F (aún no era CDMX)…», «Mi primer beso fue a los 13 años, y fue bastante malo…», «Me quedé encerrado y tuve que esperar como 2 horas hasta que alguien llegó a abrir.»

Ya quiero concluir este escrito, y sólo agregaré que vivo en la misma ciudad en que nací, disfruto caminar, tomar café, ir al cine, conocer gente, aprender cosas y, en ocasiones, a últimas fechas, jugar a escribir.

Autofotografía de Josefo (Selfie)