Sombras
Admiro a los pintores/dibujantes que en sus obras pintan/dibujan sombras. Yo no pinto ni dibujo, ni conozco técnicas de una u otra actividad, pero tengo la opinión de que el uso de sombras es difícil.
En mi infancia, las sombras tuvieron una fuerte influencia en mis emociones. En mis miedos para ser más especifico pero también en mi imaginación. En ocasiones, a falta de nubes en el cielo, me enfocaba en buscar sombras y luego formas en esas sombras.
El hijo de una amiga de mi mamá dibujaba muy bien. A veces yo grababa en mi mente alguno de sus dibujos y luego en mi casa trataba de repetirlo. Recuerdo que no tenia mucho problema con las formas, pero las sombras siempre delataron mi falta de algo (¿talento?).
No por ello desarrollé adversión hacia las sombras (o el dibujo o la pintura). Por el contrario, se volvió para mí una fascinación, aunque más por el lado del espectador contemplativo que del posible creador.
Actualmente, al final del día cuando acaba de oscurecer, me gusta salir a caminar con mi gatita negra, Eclipse. A ella le gusta meterse entre las plantas y a mi me gusta mirarla allí, como una sombra viva y curiosa que es al mismo tiempo metáfora de un emisario del cielo nocturno que acompaña a un ser vivo no dibujante ni pintor, fascinado por las manchas oscuras que nacen de la danza entre cualquier objeto y cualquier luz.