Qué te puedo decir…
En algún momento, todos tenemos algo que decir. Para informar, para vender, para convencer, para sensibilizar, para transmitir alguna enseñanza, en fin, para tantas cosas.
Pero hay un problema: no todos tenemos una forma estructurada y entendible para compartir los mensajes que queremos. Algunas veces, somos desordenados al momento de hablar; en otras ocasiones, no decimos cosas porque pensamos que son obvias; y hay momentos en que incluso, metemos información de más que no tiene ninguna relación con el mensaje importante.
Es necesario que mantengamos siempre en mente este punto de partida: ¿Voy a hablar porque es mi turno de hablar? ¿O voy a hablar porque es importante que la otra persona comprenda lo que le quiero decir?
No quiero decir que una u otra esté bien o mal. Puedes hablar por el simple hecho de hablar aunque la otra persona no vaya a entender lo que le dices. O puedes hablar para que te entiendan. Lo importante es que tengas bien claro cual es tu propósito, para que entonces puedas darte cuenta si tus mensajes merecen ser mejor estructurados y así evitar confusiones y malos entendidos.
La información que se quiere transmitir en un mensaje puede organizarse de muchas formas, dependiendo de tus objetivos: si eres vendedor, maestra, consejero, informador, conferencista, directivo, miembro de un equipo de trabajo, etc. la forma en que ordenes los elementos de tus mensajes te ayudará a tener un impacto más positivo en tu comunicación cotidiana.