¿Qué me ves?

Tener un mensaje bien estructurado es la base de la buena comunicación. Pero no lo es todo. Hay por lo menos otros 3 elementos que te pueden ayudar a tener un mejor impacto: la voz, el cuerpo, y las emociones.

Aquí vamos a hablar del cuerpo.

Los gestos y los movimiento corporales, bien utilizados, son un excelente recursos para mantener la atención de quienes nos escuchan y también para dar más claridad ciertas partes del mensaje que estamos transmitiendo.

Por eso es bueno darnos cuenta de lo que hacemos con ellos mientras hablamos.

Algunas personas no hacen gestos ni movimientos y llega un momento en que tanta monotonía visual nos hace perder la atención. O por otro lado, hay quienes hacen gestos, manotean y se mueven exageradamente (y sin relación a lo que están diciendo), y entonces funcionan como distractores. En ambos casos, el mensaje que se quiere compartir, pasa a segundo (o tercer) plano.

Cuando aprendes a acompañar tu comunicación con tu cuerpo y tus gestos, tú mismo te vas a dar cuenta que para la otra persona es más fácil entenderte (o si no te entiende, probablemente sea más fácil saber qué punto no le ha quedado claro).