Perdido

Amé la idea de amar. La amé desde el principio. La amé todavía un poco después del final.

Ahora, algunas veces mi mirada se pierde en alguna pared blanca y dibuja de memoria su silueta, sus hombros pequeños y sus labios en un gesto travieso.

Hoy, al sentarme en el lugar de siempre, en el café de siempre, frente a la pared blanca de…

«¿Qué hacen allí esos cuadros de paisajes de lugares desconocidos, con nubes y arboles, enmarcados en azul rey?»

Se ha perdido.

Se ha perdido la pared blanca donde se perdía mi mirada para no perder la esperanza de que un día, mi amada idea perdida, se convertiría en realidad.

nubes