El placer de escribir
Esto es muy aburrido y me urge terminarlo. Pero no es una urgencia como cuando urge ir al baño. O como cuando el hambre es demasiada y faltan cinco minutos para que la comida esté lista.
Es una urgencia apática. Terminar y ya. Llegar al fin, y ya.
Esta tarea es insípida. Monotonía amotinada. Vaivén estático. Tiempo arrítmico.
Me mira autoritariamente. La mirada “mágica” de quién no tiene autoridad.
Decido participar en su truco. Bajo la mirada; muevo la cabeza en sentido afirmativo; vuelvo a tomar la hoja y la pluma; me siento y comienzo a escribir:
“Esto es muy aburrido. Más aburrido que una fila de espera en el banco; más aburrido que un discurso político; más aburrido que una pared café. Me urge terminarlo ya.
Pero no es una urgencia como cuando urge ir al baño y estás llegando a casa y no encuentras las llaves de la puerta de la entrada a pesar de que recientemente las colocaste en un llavero más grande.
O como cuando el hambre es demasiada, y el aroma de la sopa de verduras flota hasta tu nariz, seductora y provocativamente, y aun faltan cinco minutos – cinco… eternos… minutos… – para que la comida esté lista.
Es una urgencia apática.
Haz lo que quieras.
Terminar y ya.
Siempre habrá más cosas por hacer.
Llegar al fin y ya.
Orgasmo obligatorio.
Esta tarea, “escribir”, es insípida. Monotonía amotinada. Vaivén estático. Tiempo arrítmico.
La instructora, al ver mi poco entusiasmo y mi nulo avance en el ejercicio, me mira autoritariamente. La mirada “mágica” de quién, independientemente de los títulos académicos ostentados, no tiene autoridad.
Pero a mí me gusta la magia. Así que decido participar en su truco de autoridad
Dejo de verla a los ojos y bajo la mirada hacia su pies, protegidos por un par de zapatillas pasadas de moda – aunque de moda yo no sé nada. Muevo la cabeza lentamente en sentido afirmativo – tratando de aparentar resignación. Vuelvo a tomar la hoja blanca y la pluma verde -que por cierto, tuve que pedir prestada. Me siento – en realidad, mi cuerpo cayó desganadamente sobre la silla de madera, mal pintada de café – y comienzo a escribir:
‘Esto es muy aburrido…’ “.