Al sur de la frontera, al oeste del sol – 4

Al sur de la frontera, al oeste del sol – Haruki Murakami

(Notas personales)

“De aquellos días hubiese debido extraer varias lecciones. Pero, años después, al volver la vista atrás, supe que sólo había aprendido una cosa importante. La conciencia de que, al fin y al cabo, el ser humano que yo era podía hacer el mal. Jamás en la vida había querido perjudicar a nadie. Pero fueran cuáles fuesen mis motivos o intenciones, si mis necesidades me empujaban, podía convertirme en un ser egoísta y cruel. Un ser humano que esgrimiendo razones plausibles, infligía una herida certera y definitiva en alguien a quien tendría que haber mimado.”

“La primer chica con la que me acosté era hija única”.

Hajime tenía 17 años y estaba en tercero de bachillerato. Ella tenía 20, estaba en segundo de universidad, era prima de Izumi y tenía novio. Hubo una fuerza, “magnetismo”, que los atrajo y los absorbió(te guste o no, quieras o no).

Izumi y Hajime la visitaron un día en Kyoto. Hajime le pidió el teléfono con el pretexto de preguntarle más adelante datos sobre la universidad. Dos días después la llamó. Se vieron el domingo. Se acostaron.

Así continuaron por meses. No cine, no libros, no música, no pasos. Sólo sexo.

Cuando Izumi lo descubrió, terminaron. Aunque no lo hubiera descubierto, o aunque Hajime no se hubiera acostado con su prima, habrían terminado en algún momento.

Hajime trató de “explicarse”. Que sólo era atracción física. Que no tenía trascendencia. Izumi lo llamó embustero, cerdo.

Eso fue a finales de enero. En febrero, Hajime entró a la universidad en Tokio. Quiso despedirse de Izumi. Le llamó por teléfono y le escribió cartas, pero ella no le respondió.

Ya en la universidad, Hajime se dispuso a convertirse en en hombre nuevo, pero nunca dejaba de ser él. Cuando cumplió 20, pensó que quizá no podría volver a ser una persona decente.